Fue hallado desnutrido y muy enfermo en un paraje inhóspito de Extremadura donde había sido abandonado por sus dueños tras comprobar que su enfermedad congénita requería una intervención y un tratamiento muy costoso.
Este American Stanford de tres años estaba predestinado a una muerte segura si los responsables del refugio de animales Minie de Sagunto no se hubieran cruzado en su camino.
Fue adoptado por este centro del Camp de Morvedre donde se detectó que sufría un desajuste cardiaco, que requería cirugía inmediata. Con este diagnóstico poco favorable se buscó la mejor forma para resolver la arritmia de Hércules, y se halló en el Hospital Aúna Especialidades Veterinarias de Paterna. El especialista Pablo Fernández destaca que se trata de un marcapasos humano aplicado sobre un perro «con tecnología de última generación» y que permite acelerar el ritmo cardiaco «para que su corazón lata con normalidad».
La intervención ha sido un éxito, desde el punto de vista quirúrgico, para la Comunidad Valenciana porque ha logrado fusionar dos disciplinas, al haberse producido una colaboración entre Medicina veterinaria y Medicina humana.
Fuente y ampliación de Noticia: El Mundo